sábado, 15 de marzo de 2014

Hay que saber decir basta

Cuando dos personas se enamoran y están juntas pero son totalmente distintas ¿deben decir basta? ¿Realmente están hechos el uno para el otro?
Esa persona merece ser feliz y si para serlo tienes que decir basta, dilo. Si realmente quieres a esa persona, déjala ir. Será lo mejor para los dos. O eso lo creía yo.
Quisiera ser feliz pero no puedo. Le dejé ir. Para siempre. Y ahora no soy feliz. Os juro que intento serlo, quiero serlo, pero, ¿puede serlo alguien sabiendo que no puede tener lo que más desea, lo que más quiere, lo único que le hace feliz a su lado?
Entonces te das cuenta de que todo ha terminado y que tienes que pasar página. Tengo que hacerlo. Olvidar el pasado y vivir el presente. Aceptar que todo lo que pasó, se acabó, para siempre.
Pero no es tan sencillo renunciar todo lo que has vivido. No es fácil olvidar lo que sientes. Y mucho menos de un día a otro. Sé que cuando me despierte mañana, seguiré sintiendo lo que siento ahora mismo. Seguiré amándole con todas mis fuerzas. Seguiré sintiéndome incompleta si no le tengo a mi lado.
Pero al final todo se acaba y todo lo que has vivido se queda en el pasado.

sábado, 1 de marzo de 2014

Se acabó

Desde hace dos semanas, Hugo está muy raro. Se va por la mañana temprano sin decir ni siquiera a donde va y vuelve de madrugada y a veces borracho. Ya le he dicho que no me gusta que beba tanto pero pasa de mi. Hace unas semanas descubrí que estoy embarazada de él. Todavía no se lo he dicho. Tengo miedo. Mucho miedo. Hace unos días estuvo muy violento conmigo y tengo miedo de que vuelva hacerlo.
Acabo de llegar a casa. Dejo el coche en el garaje y subo por las escaleras hasta el segundo piso. Saco las llaves del bolso y abro la puerta. Escucho la tele encendida. Estará viendo el partido. Voy al salón y le saludo con un tímido 'hola'.
--Hola - me contesta seco, como de costumbre.
-- Tengo que hablar contigo...
-- Ahora no puedo. Ves hacer la cena. Cuando termine el partido quiero la comida lista - me dice borde.
Voy hacia la cocina y empiezo a hacer la comida. Al rato veo a Hugo entrar por la puerta. Va en boxers. Si lo hiciera hace un par de semanas me hubiera alegrado...
-- Desnudate, vamos a la cama.
-- Hugo, ahora mismo no me apetece, tal vez luego.
-- No te he preguntado si quieres o no, te he dicho que te desnudes.
Dejo de hacer la comida y salgo hacia la habitación. Me desnudo y él hace lo mismo. Evita cualquier contacto físico. Empieza a penetrarme bruscamente. Me duele muchísimo y lo único que quiero ahora es llorar. Me siento violada. Cuando termina se viste y vuelve al salón sin decir ni una palabra. Yo me quedo en la cama, llorando...
Se acabó. Le quiero más que a mi vida pero esto ya es demasiado. Me levanto, me visto, guardo mi ropa en una maleta y...
-- ¿A donde vas? - me dice cogiendo del brazo.
-- Lo más lejos de ti posible.
-- ¿Como?
-- Estoy harta Hugo, se acabó - le digo con un hilo de voz.
-- ¿Harta de que? ¿De ponerme los cuernos? - le miro sin entender nada. - Sí, no me mires así que ya se que tengo unos cuernos enormes.
-- ¡Aquí la única que tiene unos cuernos gigantes soy yo! Llegas a casa de madrugada y borracho y la mala aquí soy yo ¿no?
-- Me voy hasta las tantas para poder dejarte sola con tu querido amante. Y aparte de cornudo soy imbécil. Ya me he enterado de que estas embarazada. Encontré el test de embarazo en el baño.
-- ¡El padre eres tú, imbécil! Estoy embarazada de un mes. De cuando todavía te importaba o al menos eso creía yo hasta que empezaste a llegar tarde y a ponerme los cuernos. Ahora te quedas ahí solo porque yo ya estoy harta, Hugo.
-- ¡Qué yo no te he puesto los cuernos, joder! Creía que eras tú la que me los ponía a mi.
-- Y en vez de preguntar decidiste aislarte y tratarme como una mierda ¿no? Lo siento, yo te amaba y todavía lo hago pero yo ya no puedo más con esto. Hugo, hace media hora me violaste. ¿Como crees que me siento ahora?
-- No puedes irte así Sara, por favor...
-- ¿Y que se supone que debo hacer?
-- ¿Porque no me dijistes que el padre soy yo?
-- Lo intenté... Miles de veces pero siempre que lo hacia, me gritabas o te ibas dando un portazo. Lo he pasado muy mal estas últimas semanas. Me he pasado noche tras noche llorando, sin entender porque actuabas así, preguntandome que he hecho mal.
-- No pretendo hacer que te quedes Sara pero, por favor, solo te pido que me perdones, ese niño no puede crecer sin un padre.
-- Pero tampoco puede crecer con un padre como tú, se acabó.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * 

Tres meses días sin ti... Tres meses sin tu olor y sin verte sonreír... Noventa días con sus largas y dolorosas noches. Noches llenas de lágrimas y ruegos al cielo pidiendo que vuelvas, con la esperanza de que aparecieras por esa puerta diciendo que todavía me quieres. Recordaré esas tardes de primavera y esas noches de invierno que pasé a tu lado. Recordaré esas mañanas de otoño en la que me despertabas con un beso y un 'buenos días mi amor'. Recordaré también esas dos semanas en las que fui un auténtico capullo. Fui un gilipollas al no confiar en ti y creer que el niño que esperas, fuera de otro.
Mi amor, sé que te traté como una mierda, que no te valoré lo suficiente, que no pude hacerte lo suficientemente feliz. Sé que fui un auténtico gilipollas esas dos semanas pero espero que algún día puedas perdonarme. Es lo único que quiero. Te he amado y te amaré por mil años más. Estaré aquí, esperándote. Te prometí un siempre y pienso cumplir mi promesa.

domingo, 23 de febrero de 2014

La realidad

Todo era demasiado perfecto para ser verdad. Pero esto es la realidad, y quieras o no, los finales, no son felices.
Yo te quería. Te quería más que a mi vida. No podía estar sin ti. Hasta que me abristes los ojos y me hiciste ver quién eras de verdad.
Creía que habías cambiado. Que de verdad habías "madurado". Pero me equivoqué. Seguias siendo el mismo de antes. Seguias siendo el mismo niñato inmaduro que juega con los sentimientos de los demás.
Hoy salgo contigo pero mañana me habré cansado de ti, te dejaré y unas horas después ya estaré con otra. Ese eres tú.
Jugaste conmigo. Te aprovechaste de mi. Me mentiste. Me hiciste mucho daño y ahora no se si podré perdonarte.
Recuerdo cuando preparaste una cena para los dos en tu casa. Pusiste pétalos de rosa por toda la casa haciendo un camino que iba desde la entrada hasta tu habitación pasando por la mesa. Hiciste spaguettis y de postre chocolate con fresas y nata. En tu cama hiciste un corazón con los pétalos y pusiste algunas velas. Ese día fue muy especial. Ese día me mirastes a los ojos y me dijiste que me amabas y que querías pasar el resto de tu vida a mi lado. Y yo, muy imbécil, te creí.
Pero ¿sabes? Siempre recordaré los mejores momentos que pasé a tu lado. Supongo que te quiero demasiado como para odiarte.
Sólo quiero decirte una cosa: si alguna vez decides sentar cabeza, hazlo. Pero sólo si realmente quieres a la persona que tienes a tu lado. No le hagas daño nunca.

sábado, 22 de febrero de 2014

Si tú lo dices

Hoy es uno de esos días en el que deseas llegar a casa, tumbarte en la cama y poder olvidar todo lo ocurrido hoy. Nadie nunca pensaría que esto ocurriría. Él y tú, juntos, felices. Caminando por las calles de New York o incluso Vancouver. Y, de pronto, te encuentras con esto, deseando que sea solo una pesadilla, deseando despertarte a su lado. Pero una voz en tu mente te repite una y otra vez que esto, esto es la vida real y que eso no volverá ocurrir. Que él no volverá. Que ya no sentirás sus caricias, o sus besos, o sus manos sobre tu barriga sintiendo las primeras pataditas de vuestro hijo. Caminas por las calles de New York, sin rumbo. Sin darte cuenta, te encuentras en ese sitio en el que veníais los dos juntos. Miras al cielo y una gota de lluvia cae sobre tu rostro. Sonríes. Piensas que es él. Crees que esa es su forma de decirte que sigue enamorado, que sigue a tu lado y que pase lo que pase siempre lo estará. Recuerdas ese día en el que le dijistes que estabas esperando un hijo suyo. Tenías miedo de decírselo porque ni siquiera estabais casados pero cuando se lo dijistes te besó y te dijo que le habías hecho el hombre más feliz del mundo. Entonces, empiezas a llorar y a gritar a más no poder, mal diciendo una y otra vez a ese camión que le atropelló. Deseas dejarlo todo, deseas morirte, sabes que no podrás estar sin él. Pero también sabes que él te mira orgulloso desde ahí arriba porque aunque lo estés pasándolo fatal, sigues adelante, lo haces por él y por la vida que llevas en tu vientre, el fruto de vuestro amor. Notas a tu hijo moverse y te sale una pequeña sonrisa en el rostro e inconscientemente le hablas.

- Bryan... Se ha movido, cariño... Se ha movido...
Recuerdas ahora, sus últimas palabras que se repiten una y otra vez en tu cabeza "si tu lo dices". Tuvisteis una conversación por teléfono unos minutos antes de que fuera atropellado. Estabais discutiendo sobre el nombre del bebé aunque era muy temprano para hablar sobre eso, ni siquiera sabíais si era niño o niña...
- Cariño, tengo que colgar... Luego te llamo... Te quiero+Vale... Yo a ti más...-Si tu lo dices
Encontraron en su bolsillo una cajita con un anillo de boda dentro. Lágrimas vuelven a caer por tu rostro. En ese momento notas a alguien detrás tuya, apoyando sus manos sobre tus manos qué están apoyadas en tu barriga. Notas a alguien dándote un beso en la cabeza como lo hacía él. Puedes oler su colonia. Esa colonia que tú le regalaste por su cumpleaños. Crees que todo eso es real pero te das la vuelta y no le ves. No está ahí. Ya no volverá. Pero sabes que te ama, y que, aunque esté a miles y miles de kilómetros, nunca te olvidará y tu a él tampoco.


Me presento... :)

Me presento, soy Isa y me encanta escribir y por eso tuve la idea de hacer este blog para poder subir mis relatos. Intentaré subirlos lo más pronto que puedo. Desde aquí os invitó a leer mis historias y a comentar si os ha gustado o no y me podéis dar consejos para mis próximos relatos. Besooos :)